Por mucho que escribiese no podría resumir lo que significan para mi los años ochenta en tan poco tiempo y tan bien como lo hace el Canto del loco en su canción «Aquellos años locos».
Y es que mis compañeros del reto tienen razón al afirmar que este es un tema que ya huele un poco a naftalina, a mantequilla rancia, a cualquier tiempo pasado fue mejor… se ha hablado tanto y tanto sobre este tema que es dificil ser original, por eso no sé si este tema esta propuesto por el Sr árbitro por su falta de originalidad o por sus ganas de joder al personal, doy fé de que tiene de las dos cosas para dar y tomar…
En cualquier caso, mis 80’s fueron los de un chaval de los 4 a los 14 años cuyos años transcurrieron entre Almansa y Albacete, que no conoció nada de la movida madrileña, y que desde que tuvo uso de razón hasta que tuvo edad para dejar de tenerla tuvo al mismo presidente, un tal Felipe Gonzalez del que estaba un poco harto de verlo hasta en la sopa… Os voy a hablar de mis ochenta o de lo que recuerdo con más intesidad de ellos…
Uno de los primeros recuerdos es la llegada de una tele a color a mi casa, una telefunken que duro 14 años, fué un día inolvidable, yo contaba con 5 años y hubo muchos contrastes, primero la alegría de recibir ese aparato que iba a permitir poner color a todos mi personajes favoritos, pero también recuerdo la impresión que me supuso ver una corrida de toros y ver que las manchas que le salian al toro cuando lo picaban y que en la tele en blanco y negro eran solo eso, manchas, se convertían en sangre, con toda su crudeza, en la tele en color. También recuerdo la decepción de ver que las pelis antiguas se seguían viendo en blanco y negro, por mucho color que tuviera la tele.
Recuerdo que jugar en la calle era lo más normal del mundo y que ir solo al parque a jugar con tus amigos con 6 o 7 años no era preocupante para nuestros padres, recuerdo salir del colegio a las 12 y ponernos a jugar al fronton hasta la hora de comer con una pelota de tenis y nuestras manos, recuerdo las chapas, las canicas.
Los sábados por la mañana eran todo un acontecimiento, me iba con mis hermanos a las sesiones matinales del cine y veiamos peliculas «totales» de parchis, zipe y zape, del escarabajo Herbie e incluso de la guerra de las galaxias, mi memoria alcanza al Retorno del Jedi, no da para más.
Todavía hoy veo las imagenes del challeger explotando en dos y la conmoción que eso supuso, la pasada del cometa halley, también en el año 86. Supongo que gracias a esto todos soñamos con ser astronautas en algún momento de nuestra infancia.
Recuerdo que los cumpleaños se celebraban en casa, cualquier regalo era una pasada, y habia bocadillos de sobrasada, jamon york y si había suerte de nocilla. La coca cola era solo para las ocasiones especiales, y en verano nuestras madres insistian en que nos pidiesemos helados que no fueran de hielo, pero ¿quien se podía resitir a un tiburon que dejaba la lengua azul?
Recuerdo el anuncio de Fá en el que se veia una teta, las vaciones por supuesto siempre en territorio nacional, decían que había algo llamado extranjero, pero creíamos que era un bulo…
Tambien recuerdo que mi hermana tocaba el piano y como ella tenía que ensayar y el piano estaba en el salón al igual que la tele, me perdía muchas tardes los programas infantiles tipo el planeta imaginario, hablando de tele, el Un, Dos, Tres era un acontecimiento nacional, la peli de los sábados por la tarde era una pasada y a pesar de que por aquel entonces no era muy frecuente ver personas de otro color que no fuera el blanco por las calles sentías a la familia de Bill Cosby como si perteneciesen a la tuya. Por supuesto Verano Azul, el coche fantásticos, el Equipo A y por encima de todos el Gran Héroe Americanos
Los coches teledirigidos tenían cable, los órganos electrónicos nos parecía que sonaban bien, la atary 2600 tenía unos graficos estupendos, de hecho ni te planteabas si los gráficos eran buenos o no y el esperar 20 minutos para que se cargará un juego en un spectrum 48 no era una larga espera, porque mientras tanto hablabas con tus colegas.
Lo más curioso es lo que no recuerdo y de todo esto me quedo con que no tengo conciencia de nada del intento del golpe de estado… Quizá cuando somos pequeños nos quedamos con las cosas verdadaremente importantes.