Raymond Loewy (París 5 de noviembre de 1893 – Mónaco 14 de julio de 1986) ha sido el padre del diseño industrial actual y una de las personas más influyentes de su tiempo. En una de sus primeras tarjetas de visita rezaba – «Entre dos productos del mismo precio, la misma funcionalidad y calidad, se vende más el más bonito» – cualquiera actualmente puede pensar que esto es obvio, pero como tantas cosas, fue necesario alguien que se diera cuenta de ello, y lo mejor de todo, que supiera explorarlo. Esa es una de las grandezas de Raymond (los colegas podemos llamarlo así) fue un grandísimo diseñador industrial, pero además gustaba del lujo, la buena vida (no siempre relacionado con lo anterior) y de las relaciones con gente influyente, hasta que se convirtió en una de ellas, siendo el primer diseñador que apareció en la portada de la revista TIME en 1949
Entre sus diseños más famosos la botella de Coca-Cola, que dista muy poco de la actual, la nevera Coldspot, el famoso coche Studebaker, los autobuses Scenicruiser Greyhound, logotipos de Shell, el Skylab para la NASA, el Air Force One para John f. Kennedy… todos ellos exponentes del Streamlining del que Loewy fué pionero.
Una de las historias que más me gusta sobre él es cuando apostó a que con un nuevo diseño del paquete de Lucky Strike, completamente verde en su origen, subirían las ventas considerablemente. Este rediseño fue impuesto, ya que con el comienzo de la 2ª guerra mundial el cromo era de uso casi exclusivo para la industria armamentística y este metal era imprescindible para fabricar el color verde, por lo que no podían seguir fabricando el paquete en ese color. Pues bien, manos a la obra Loewy rediseñó el logotipo, hizo la cajetilla completamente blanca y además fue el primero en hacer que apareciese el logotipo a ambos lados de la cajetilla. Todo esto acompañado con una campaña que decía “Lucky Strike green has gone to war” (El verde de Lucky Strike ha ido a la guerra), supuso una excelente oportunidad para American Tobacco Company que vío que, lejos de bajar sus ventas, aumentaron muy considerablemente.
Decorador, grafista, ingeniero, diseñador industrial y también una persona con gran carisma, la verdadera innovación de Raymon Loewy fué, a diferencia de lo que estilaba en la época, equilibrar los aspectos de ingeniería con los estéticos y funcionales, consiguiendo productos amables, plenamente funcionales y en muchos casos más baratos. Demostró con creces que el éxito de un diseño depende tanto de su aspecto como de su función.
Todo lo anterior le convirtió en un excelente diseñador, pero me gusta insistir en que gracias a su don de gentes, a su saber hacer, y a su visión especialmente atenta a las oportunidades de negocios, se convirtió en una persona muy influyente, con fama equivalente a muchos artistas de cine o políticos internacionales, lo que contribuyó, sin duda, a expandir sus diseños por el mundo, el de hace años, y el actual.
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